Hola a todos, ¿qué tal va la semana? ¡ya estamos a miércoles!, ¡ánimo! que el fin de semana está al caer. Hoy quiero hablaros del Almacén de las Corazonadas, y es que ayer con idea de ir a visitar otra exposición me encontré con una agradable sorpresa. Llegué al Espacio Telefónica (que se encuentra en la C/ Fuencarral esquina Gran Vía) y subí hasta la cuarta planta, os recomiendo hacerlo en ascensor porque yo casi echo un pulmón por subir por las escaleras, y me encontré con una sala oscura y llena de bombillas de luz tenue.
Me acerque al pequeño texto explicativo dónde indican que debes hacer para encontrarle sentido a la exposición, he de reconocer que cuando lo vi, pensé ¿y esta chorrada?. Pues bien, me indicaban que sujetase ligeramente unos sensores cilíndricos durante 15 segundos, y así lo hice. Cual fue mi sorpresa cuando la bombilla, que se encontraba encima de los sensores, empezó a latir al mismo ritmo que lo hacía mi corazón, que en ese momento y con motivo de la pequeña fatiga lo hacía a mayor velocidad. He de reconocer que fue una sensación muy visual y de conexión con uno mismo, ya que tuve la suerte de estar sola en la sala.
Las instrucciones indicaban que debía soltar los sensores y esperar que todas las bombillas se apagasen, y así ocurrió pero lo que no me esperaba es que todas y cada una de esas luces comenzarán a latir como lo estaba haciendo mi corazón en ese momento. Es un espectáculo único porque eres testigo y protagonista de como ciencia y cuerpo se unen.
Su autor, Rafael Lozano Hemmer, realiza exposiciones y talleres dónde el público es el protagonista. En este caso a utilizado 100 bombillas incandescentes, un sensor cardíaco, un ordenador, un controlador DMX, cable y soporte metálico para lograr que el protagonista seas tú.
No dejéis de vivir esta pequeña experiencia, si os pasáis por Gran Vía nº 28 o Fuencarral nº 3 y tenéis la oportunidad de entrar a la Fundación Telefónica (Horario: 11:00 a.m a 20:00 p.m) a ver el Almacén de las Corazonadas, que estará hasta el próximo día 12 de octubre, entrar y disfrutarlo tanto como lo hice yo.
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